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viernes, 26 abril , 2024

Denuncian irregularidades en la detención de presunto homicida

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El padre del sospechoso de haber matado a Fabián Acuña en Puerto Madryn acusó a efectivos policiales de «torturas» para que su hijo se adjudicara el homicidio. «Creo que es una trama… a alguien tienen que agarrar, a un perejil» sostuvo.

La noche del lunes 18 de enero de 2021 Fabián Acuña (54) fue asesinado de cinco disparos en la ciudad de Puerto Madryn. Se encontraba solo en su gimnasio, ubicado en Reconquista y Estivariz.

Las cámaras de seguridad de la parte exterior del local registraron el ingreso y egreso. A pesar de que era verano, el sospechoso llevaba puesta una campera, pantalón largo, mochila, guantes y no se quitó el casco de la moto que conducía. Los disparos fueron a corta distancia, a “quemarropa”. Uno en el rostro, cuando ya estaba en el piso. Del lugar no se llevó nada. Y huyó en motocicleta.

Acuña falleció camino al hospital local. Tenía disparos en el brazo, espalda, pecho y rostro. Las balas eran calibre 38. La víctima había sido condenada en 2012 como uno de los integrantes de la banda que intentó asaltar el cajero automático de Puerto Pirámides junto a un grupo de policías. En el último tiempo manejaba el gimnasio Tupac y se dedicaba a la compra-venta de automóviles.

Una persona fue detenida a los pocos días, acusada del asesinato. Se trataba de un profesor de artes marciales y vendedor de suplementos nutricionales, Marcos Antonio Álvarez, quien según la hipótesis oficial habría cometido el crimen por celos y por una deuda de 250 mil pesos. Eso aseguraron los fiscales Daniel Báez (hoy integrante del Superior Tribunal de Justicia) y Alex Williams.

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“MI HIJO ES UN PEREJIL”

José Álvarez, padre del detenido, se comunicó con El Patagónico porque considera que en el hecho hay muchas injusticias. “Lo más grave de todo fue en el primer allanamiento que le hicieron a mi hijo en su domicilio. A él lo detienen en el centro de Puerto Madryn, mientras lo estaban allanando; lo golpearon y él tenía que estar presente en el allanamiento de su domicilio” sostuvo.

Según el padre del acusado, “cuando lo detienen, en la madrugada, lo golpearon, lo llevaron al patio, lo ‘manguerearon’ y se lo llevan a un domicilio dispuesto por la Brigada de Investigaciones”.

En ese lugar, “lo golpearon por varias horas, lo torturaron para que se adjudicará el homicidio”, aunque “a pesar de los golpes, mi hijo no accedió a ese pedido y exigencia de la Brigada de Investigaciones”.

Al siguiente día, periodistas locales fueron convocados para conocer al supuesto autor del crimen. “Estaba el ministro de Seguridad de ese momento, (Federico) Massoni, para la foto. Horas antes de que lo golpearan a Marcos… ¡Qué casualidad que ponen ellos un testigo, con identidad reservada, que dijo haberlo visto a mi hijo discutir afuera de su casa con la víctima!”.

“Todo es irregular. Hoy, uno de la Brigada de Investigaciones que estaba en el caso está preso y es toda una trama media rara”, acotó el padre del principal sospechoso.

La Policía analizó las filmaciones de las cámaras de seguridad y descubrió que el texto japonés del pantalón que tenía el asesino significaba “Jiu Jitsu”. Se trata de un arte marcial. Ello les bastó a los investigadores para apuntar a Álvarez.

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“Las pruebas que tienen son nada porque a él lo incrimina una foto que tenía en el celular vistiendo la misma ropa deportiva y a la que se accede en cualquier lado; en Mercado Libre y demás y si se observa bien tampoco es de la talla, altura, una inscripción que está más abajo”, indicó Álvarez.

UNA FOTO BORRADA Y UNA DEUDA

“Le secuestraron un celular donde no encontraron nada, más que dicen alguna foto borrada, como cualquiera borra fotos por espacio, pero nada que lo incrimine. Esa foto tiene más de cinco años y la recuperaron”, apuntó.

Sobre las filmaciones de las cámaras de seguridad, el hombre indicó que en las mismas “la persona que se baja de la moto fue decidida a matar a esta persona y, si se observa, con los ademanes que hace, es un profesional que sabe manejar armas. Es un sicario o alguno de las fuerzas de seguridad”.

“Creo que es una trama… a alguien tienen que agarrar, a un perejil porque no tienen nada. Mi hijo lleva un año y ocho meses detenido, se vencieron los plazos y no hay fecha para juicio. Y las pruebas que tienen no son nada”, insistió.

Del allanamiento en el que también secuestraron una libreta en la que Alvarez tenía anotaciones, descubrieron que figuraba el nombre de Fabián Acuña y una deuda de 250 mil pesos.

“La deuda tal vez existió porque mi hijo, si bien lo conocía de diferentes competencias, trabajó un tiempo en ese gimnasio”, aclarando que “no fue un motivo o móvil porque esa deuda lleva más de cuatro o cinco años”, destacando también que “el casco no coincidió con el ADN de mi hijo. Lo relacionan con el hecho porque lo conocía (a la víctima) y tenía una deuda, pero no fue un motivo, ni un móvil. Cualquiera puede prestar plata, pero no por eso lo va a matar”.

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Álvarez también cuestionó el rol de la Justicia al decir que “nadie investigó más allá, como las relaciones que tenía Acuña porque tuvo problemas con la Justicia; tenía antecedentes; estuvo preso. Y mi hijo nunca tuvo antecedentes, ni manejó armas. No vieron el perfil de mi hijo para nada y lo incriminaron. No sabe manejar un arma, nunca fue a un polígono. El estaba lesionado; imposible que pudiera subirse a una moto. En cambio esa persona que aparece en los videos es un profesional. Fue a matarlo por algo; hay algo más groso ahí que se está tapando de algún lado”.

Fuente: El Patagónico

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