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viernes, 26 abril , 2024

Palavecino, el volante que se ganó su lugar y que muestra señales de Exe y Nacho

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Gallardo festeja: en Agustín encontró el mediocampista mixto que le faltaba para equilibrar una mitad de cancha que ya no tenía a Palacios y que ahora perdió a Fernández: él juega por los dos.

El 28 de noviembre de 2019, cuando el mundo todavía era un lugar un poco más amigable, River vendió a Exequiel Palacios al Bayer Leverkusen. Fue una venta que ya estaba anunciada desde hacía un buen tiempo: un año atrás, por caso, parecía un hecho que el tucumano jugaría en el Real Madrid después del partido más importante de la historia en el propio Santiago Bernabéu. Tres meses antes de aquella final eterna y con la seguridad de que más temprano que tarde la joyita de las Inferiores emigraría, Marcelo Gallardo empezó a seguir a Agustín Palavecino: fue después de un poco recordado River 1-Platense 0 por Copa Argentina en el que el chico de Florida, con sólo 21 años, deslumbró al cuerpo técnico de River. Para eso no hizo falta que metiera tres goles ni que diera pases gol o eludiera a varios rivales consecutivamente: lo que llamó la atención del Muñeco y su equipo de trabajo fueron los movimientos y la técnica del primo de Erik Lamela, que por entonces era un jugador perdido en ese océano que es el Ascenso.

Más de una vez MG repitió a partir de la salida de Palacios que era muy difícil encontrar a un jugador con sus características, que no había, que lo tenía que reemplazar el equipo. Y así fue, al punto de que en un principio ni siquiera optó por un volante que cumpliera esa función sino por sumar un defensor central, armar una línea de tres e integrar a los laterales a la mitad de la cancha. Intentó en algún momento adaptar volantes centrales a ese puesto, como Santiago Sosa o Bruno Zuculini, probó inclusive a Milton Casco como interior, a Carrascal y Julián Álvarez por algunos pasajes, pero no era lo mismo.

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El trabajo mixto que tenía Palacios era difícil de encontrar: por algo ese tipo de volante tan completo es el biotipo de jugador más buscado en todos los mercados internacionales, el símbolo del fútbol moderno, caóticamente ordenado, donde todos juegan de todo y la mitad de la cancha es la llave de la mayoría de los equipos. Un futbolista con técnica y pase filtrado de enganche, sacrificio de volante tapón, cambio de frente de lanzador, despliegue, llegada al área y remate de afuera de un volante ofensivo. Todo eso dejó ir River en Pala. Y todo eso, también, empieza a capitalizar ahora con la aparición de otro Pala, Agustín Palavecino, justo en un contexto de extrema necesidad, porque el que ahora dejó el club es Ignacio Fernández. Y aún cuando el jugador con características más similares a Nacho de los que llegaron en este mercado es claramente José Paradela (zurdo, espigado, de la escuela de Gimnasia, hasta comparte el dorsal en la camiseta y es de Quiroga, un pueblito vecino del Dudignac natal del actual volante del Atlético Mineiro), Palavecino tomó su lugar y, de alguna manera, juega por los dos mediocampistas que en estos últimos años marcaron el corte de estilo del equipo.

Sí, Pala es Exequiel Fernández. Y no sólo eso: en muy poco tiempo demostró que parece estar hecho para hacer grandes cosas en el club. El scouting de Gallardo, Biscay y Buján, que después de aquel partido con Platense puso lupa en el exponencial rendimiento que tuvo AP en Deportivo Cali, por ahora resulta un éxito no sólo por el negocio que podría representar el jugador (River adquirió el 35% del volante de 24 años en 1.800.000 dólares y comprará otro 30% en u$s 1.700.000 cuando llegue a los 30 partidos con la Banda) sino porque -más allá de que venía en competencia en Colombia y nunca frenó- no le costó adaptarse, lo cual es un diferencial importante respecto a la mayoría de los refuerzos que llegan al club. Sin ir más lejos, nombres como De La Cruz, Carrascal, o el propio Nacho Fernández necesitaron temporadas enteras para finalmente rendir como Gallardo proyectaba. En ese mismo proceso está Paradela y en un futuro habrá que ver si también lo necesita Enzo Fernández, otro volante mixto que ilusiona y que es seguido de cerca durante su préstamo en Defensa.

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Palavecino, en cambio, ya se ganó su lugar. Ya hizo un gol en la Bombonera y en Mendoza el sábado pasado pareció terminar de integrarse a la mitad de la cancha como uno de los laderos de Enzo Pérez en espejo con un De La Cruz que de un tiempo a esta parte también mutó a un mediocampista más colaborativo e integral. Y Gallardo festeja: la línea de tres parece quedar como una variante y no como el plan A para equilibrar al equipo y ya no tendrá que hacer un casting para reemplazar a los internos que se fueron. Ahora tiene a Exequiel Fernández.

Todavía no tocó su techo

No me sorprende el gran presente de Agustín. Lo conozco hace muchos años y por eso, más allá de que hoy sea titular en River, creo que todavía no tocó su techo. Puede dar más de lo que está mostrando hasta el momento, ya que es un jugador que es muy adaptable al juego que plantea Gallardo porque puede cumplir tareas defensivas y ofensivas, en donde creo que se destaca más. Esto es lo que justamente había perdido River con las salidas de Palacios y Nacho Fernández: un volante de vocación de ataque pero que colabore en defensa. Entre los dos, se parece más a Exequiel.

Tuvo unos muy buenos primeros partidos, lo ayudó bastante el contexto positivo que rodea a River y el haber hecho un gol en la Bombonera contra Boca. Eso le dio el estímulo para demostrar esos dotes de potrero, de que le das la pelota, la pisa y busca a la asistencia al compañero. Pero va a dar mucho más…

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El reemplazo de Palacios

Lo vi en ese partido contra Platense por la Copa Argentina 2018 y en plena transmisión dije que lo quería para River. No estuve tan errado. Creo que es un jugador que tiene mucha visión de juego y un gran panorama.

Personalmente, no lo veo parecido a nadie, pero sí pienso que en Palavecino se puede encontrar el reemplazante de Palacios. Es un joven que por suerte se adaptó muy rápido a la idea y al esquema de Gallardo, seguramente porque incorporó bien los conceptos del DT. No creo que tenga que ver la experiencia en este caso, venía de un paso corto por el Cali.

Lógicamente creo también que hay que esperarlo un poco más. Si bien mostró personalidad y carácter, es importante que ante el primer mal partido (que puede suceder), no se bajonee. Tiene que saber que es un jugador que por sus características es fundamental para lo que propone Gallardo, pero que eso no le pese.

Fuente: Olé

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