La expresidenta buscará configurar una nueva unidad en medio de las tensiones internas y la colaboración de algunos dirigentes peronistas con el Gobierno.
CFK fue proclamada presidenta del PJ luego de que resultara impugnada la candidatura de Quintela.. Imagen: Archivo
Un año después de haber dejado la Casa Rosada, el peronismo avanza en su reorganización con Cristina Kirchner a la cabeza. Tras haber iniciado una gira por distintos puntos del país, haberle ganado la disputa al gobernador Ricardo Quintela por la presidencia del Partido Justicialista y haberse reunido con los máximos referentes del espacio en Moreno, la exmandataria asume hoy formalmente la conducción partidaria en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET). En medio de los tironeos internos, CFK buscará barajar y dar de nuevo para «enderezar» al movimiento justicialista.
El acto se desarrollará desde las 18 y tendrá a la ex jefa de Estado como única oradora de una ceremonia que también pondrá en funciones los vicepresidentes y consejeros de «Primero la Patria», la lista que fue proclamada en la interna del PJ luego de que resultara impugnada la candidatura de Quintela. Aunque aún no tomó posesión formal del cargo, CFK se viene mostrando como líder del partido en distintas actividades que protagonizó en Santiago del Estero, Rosario y recorridas por el conurbano bonaerense.
Uno de los principales desafíos que tendrá Cristina Kirchner será configurar una nueva unidad en medio de las tensiones internas y la colaboración de algunos dirigentes del espacio con el gobierno de Javier Milei. Sobre este último punto, la expresidenta fue clara cuando lanzó su candidatura al partido en octubre pasado. En una carta a los afiliados, llamó a no «ignorar ni aceptar» las actitudes de diputados, senadores y gobernadores que llegaron a sus cargos bajo el sello del PJ y ahora respaldan a La Libertad Avanza. Lo expresó después de haber cruzado a los senadores Eduardo Kueider y Carlos «Camau» Espínola por entregar sus votos para Ley Bases; y a los gobernadores Osvaldo Jaldo y Raúl Jalil, por favorecer al oficialismo en la ratificación de los vetos presidencial a las leyes a favor de jubilados y universidades públicas.
En la previa de la asunción, la exmandataria participó de una cumbre en Moreno junto al gobernador bonaerense, Axel Kicillof; el líder del Frente Renovador, Sergio Massa; y el presidente del PJ local, Máximo Kirchner, en donde discutieron cara a cara las diferencias internas. Un aspecto central del debate es cómo encarará la provincia de Buenos Aires las elecciones legislativas del año que viene. Para CFK sería inconveniente desdoblar los comicios locales de los nacionales porque el eje central de la campaña deberá ser confrontar con las políticas de ajuste de Javier Mieli. Votar en otra fecha, según el cristinismo, le permitiría al Gobierno poner el foco en la gestión local y desviar la discusión a temas como la inseguridad en el conurbano. Lo mismo opinan en el Frente Renovador. Massa, además, plantea que los comicios deben realizarse en un solo día para que la gente pueda comparar la Boleta Única de Papel para cargos nacionales y el sistema tradicional para cargos provinciales y municipales.
En el entorno de Kicillof, sin embargo, la decisión aún no está tomada. La máxima preocupación del gobernador es que se potencie el respaldo a su gestión. «Pedimos que el PJ bonaerense que siga insistiendo con el presupuesto y la deuda que la Nación tiene con la Provincia. Que respalde al Gobierno provincial en su pelea con el presidente», reclamó el lunes en la Reserva Municipal Los Robles.
En medio de todas estas discusiones, CFK asumirá la presidencia del PJ. Volverá a subirse a un escenario para cuestionar al modelo libertario y bajar línea a la tropa peronista. Acciones que comenzó a mostrar hace un tiempo desde el territorio y que se intensificarán en los próximos meses.
El Día de La Militancia, el 17 de noviembre pasado, la expresidenta hizo su primer acto como titular del PJ en Santiago del Estero. «Caminando juntos, caminamos mucho más lejos», lanzó aquel día cuando aún resonaban las acusaciones de La Cámpora y otros referentes del peronismo contra Kicillof por no haber expresado abiertamente su respaldo a su candidatura. A los militantes, los arengó a participar más allá de la complicada situación política. «No hay derrotas definitivas ni triunfos eternos, el militante sabe que no hay triunfo asegurado, pero lo importante es mantener en alto las banderas», les dijo.
La siguiente parada fue en Rosario, en el multitudinario cierre del Encuentro Nacional de Salud. Allí, CFK evitó cualquier referencia interna y se focalizó en Milei. «Estos malos gobiernos llegan y convencen a la gente de que tienen que destruir el Estado, y no se dan cuenta de que les están destruyendo la vida», exclamó mientras el Gobierno avanzaba en el recorte de medicamentos a los jubilados.
CFK también viene haciendo recorridas por el conurbano bonaerense, bastión electoral del peronismo. A principios de noviembre, se reunió con empresarios Pymes en Avellaneda y dijo que «este modelo es como un yogur, todos sabemos que se vence”, además de señalar el proceso de “desindustrialización que hay con una apertura indiscriminada».
Días después, durante la visita a una cooperativa en Villa Fiorito habló de la necesidad de “visibilizar lo que está pasando porque mucha gente piensa que los peronistas somos todos chorros”. “Es curioso porque cuando gobiernan los chorros, la gente puede comer, le alcanza el salario, comen cuatro veces por día, los pibes estudian, se van de vacaciones. Ahora, cuando gobiernan los que el Poder Judicial dicen que son ‘los honestos’ se caga todo el mundo de hambre”, sentenció.
Hoy, todas las miradas volverán a estar puestas en la exmandataria. En la UMET, CFK formalizará la conducción del PJ, con el objetivo de plantar banderas y ordenar el espacio frente a un escenario electoral que, en principio, no parece sencillo para el peronismo.
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