Hasta ahora los ucranianos los usaban para atacar objetivos rusos en territorios ocupados. Tienen una ojiva de 226 kilogramos de explosión fragmentada.
La autorización por parte de Estados Unidos del uso de misiles de largo alcance ATACMS contra objetivos en territorio ruso marca un punto de inflexión en la guerra entre Ucrania y Rusia. Frente a uso en el conflicto, Vladimir Putin aprobó una doctrina que permite una respuesta nuclear a ataques convencionales.
Hasta ahora Ucrania solía podía utilizar los misiles ATACMS para sus ataques en el territorio invadido por Rusia. El presidente ucraniano. Vladimir Zelenski, solicitaba desde hace meses emplearlos para bombardear objetivos en Rusia.
El saliente presidente de Estados Unidos, Joe Biden, accedió finalmente al pedido de su par de Ucrania y le dio autorización para que los use contra objetivos dentro de Rusia. El Kremlin confirmó que los ucranianos ya hicieron un primer ataque con misiles ATACMS a territorio ruso.
El sistema de misiles tácticos convencionales del Ejército de Tierra (ATACMS, por sus siglas en inglés) es un sistema de ataque superficie-superficie de alta precisión fabricado por la empresa estadounidense Lockheed Martin.
Fueron utilizados con gran efectividad por primera vez durante la operación Tormenta del Desierto, entre 1990 y 1991, cuando una coalición liderada por Estados Unidos atacó Irak en respuesta a su invasión de Kuwait.
Los ATACMS disponen de un sistema de navegación inercial asistido por GPS y son propulsados por combustible sólido. Miden aproximadamente 4 metros de longitud, tienen un diámetro de 60,96 centímetros y cuentan con una ojiva de 226 kilogramos de explosión fragmentada.
Pueden ser lanzados desde una plataforma de lanzamiento múltiple M270 o desde el sistema móvil HIMARS (por sus siglas en inglés).
Los ATACMS en el conflicto
Estados Unidos suministró a Ucrania los primeros ATACMS en otoño de 2023, pero solo para emplearlos en territorio ucraniano y en una versión con un alcance más reducido que los que han sido enviados en los últimos meses, 165 kilómetros frente a 300.
El pasado 3 de octubre el Ejército de Ucrania informó de la destrucción de un valioso radar ruso modelo Nebo-M mediante un misil ATACMS, aunque no precisó dónde se produjo el ataque.
Pese a la intensa campaña por parte de Kiev para que Washington levantara la prohibición de utilizar estos misiles dentro de Rusia, la Casa Blanca no había cedido hasta ahora y en octubre apostó por una solución alternativa: 800 millones de dólares de ayuda para que la industria militar ucraniana redoblara la producción de armamento de largo alcance.
El 1 de noviembre pasado Zelenski puso sobre la mesa la posibilidad de atacar con los ATACMS a los soldados norcoreanos que se encuentran en Rusia para combatir del lado de las tropas del Kremlin en Ucrania.
Además de los ATACMS, Ucrania dispone de otros misiles de crucero, los Storm Shadow suministrados por el Reino Unido, y los SCALP-EG, proporcionados por Francia. Como en el caso anterior, su uso en territorio ruso está prohibido.
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