El GP de Fórmula 1 de Brasil de la temporada 1981 lo vivimos como todos los que corría Carlos Alberto Reutemann, pegados a la pantalla del televisor desde la largada hasta la bajada final de la bandera a cuadros. Lole siempre peleó y en múltiples oportunidades alcanzó la pole position, siempre era candidato a quedarse con el triunfo y ocupar el número 1 del podio; siempre nos tenía atornillados a la silla comiéndonos las uñas.
No por nada el tiempo lo situó como uno de los mejores pilotos de todos los tiempos y muchos, sobre todo en el exterior, lo consagraron como «el campeón sin corona». Aquí, si bien su popularidad fue muy grande entre los fierreros de ley y millones de legos (pero argentinos hasta la médula), no faltó el «periodismo especializado» y los «argentinos que hacen fuerza para que a los argentinos no les vaya bien» (Maradona en el Mundial del ’82 fue «un paquete»; Messi, un pecho frío durante mucho tiempo; a Del Potro no pocos le decían «Del Pecho», y un larguísimo etcétera).
«Cuando pienso en eso recuerdo que, cuando era chico, tenía que ir a la escuela a caballo… y de ahí llegué a ser piloto de Fórmula 1. Ese placer no me lo va a quitar nadie»
A Reutemann lo querían, desde que pisó ese complejo y ultracompetitivo universo de la F1, en los equipos de punta. Es por ello que corrió en Brabham (1972-1976), en Ferrari (1976-1978), en Lotus (1979), y en Williams (1980-1982).
En 1973, apenas un año después de su debut total en la máxima categoría, finalizó 7º en el campeonato mundial de pilotos. En 1974, terminó 6º. Y en 1975 fue tercero, marca que reiteró en 1978 y en 1980. En 1981 fue subcampeón a un punto del campeón, en un año escandaloso donde tuvo que pelear contra el resto de equipos y escuderías y contra su propio team (Williams) y su «compañero» Alan Jones, quien lo había declarado «enemigo» tras el GP de Brasil, tema que nos ocupa en esta nota.
Tras su inolvidable paso por la F1, Lole consiguió 12 victorias, 45 podios y seis pole positions en 144 carreras puntuables, además de dos triunfos y una pole en carreras fuera de campeonato.
Como vimos, en 1980 Reutemann terminó tercero -por tercera vez- en el campeonato mundial de pilotos de la máxima categoría del automovilismo mundial. Su compañero de equipo, el australiano Alan Jones, ganó esa temporada su único campeonato de Fórmula 1.
Comenzó la temporada 1981. Nos cuenta Auto Mundo que «a punto de cumplir 39 años, con diez en la Fórmula 1 y 132 carreras disputadas en la categoría, Carlos Alberto Reutemann le ponía picante al inicio de la temporada con su triunfo en el Gran Premio de Brasil -segundo del campeonato- disputado en Jacarepaguá«.
Reutemann venía de cederle el primer puesto a Alan Jones en la primera carrera del año. Lole era claro puntero en Long Beach, EEUU, y llegó la orden desde boxes: debía dejar pasar a Jones. El argentino «se fue afuera en una chicana y fue superado por el australiano. Fue elocuente lo ocurrido, Lole no era de cometer esas fallas que eran propias de un novato«, disparó el colega Darío Coronel.
El santafesino tenía ese año la gran oportunidad de alcanzar el título. Su auto funcionaba a la perfección pero, sobre todas las cosas, era mejor que Jones… Ambos lo sabían. La cuestión es que una cláusula contractual lo obligaba a cederle el triunfo al oriundo de Oceanía si éste se ubicaba a menos de 7 segundos en la pista. Pasó en la costa este del país del norte; no volvería a pasar. Reutemann dijo «basta».
En Brasil, mandaba la lluvia. El viernes y sábado, en las pruebas clasificatorias, Reutemann terminó por encima de su compañero de equipo, Alan Jones, pero perdió la pole ante el local Nelson Piquet (Brabham).
El domingo llovía torrencialmente. Piquet se equivocó en la salida, Reutemann aprovechó para tomar la punta y no la abandonó en toda la carrera. Por las inclemencias del tiempo y el estado de la pista, varios pilotos quedaron fuera de competencia. Uno de los accidentes, justo en la salida, tuvo como protagonistas al estadounidense Mario Andretti (Alfa Romeo), al francés René Arnaux (Renault) y al brasileño Chico Serra (Fittipaldi). Los tres coches colisionaron entre sí y el que se llevó la peor parte fue Andretti, que sufrió ciertas quemaduras que motivaron su traslado a un hospital.
Pero en el giro 55, desde el box mostraron un cartel que rezaba: «JONES – REUT».
Lo mostraron una, dos, tres vueltas, mientras Lole, pese a una pista imposible, le sacaba más ventaja a su compañero de equipo. En la vuelta 61, a dos del final, volvió a verse el cartel «JONES – REUT». Nada. El argentino se alzó con un triunfo épico, sin cometer el más mínimo error en 63 vueltas y bajo un verdadero diluvio.
¿Cómo fue la carrera?
Durísima. Anduve a fondo todo el tiempo. El auto anduvo a la perfección.
¿Sabías que Jones estuvo cerca?
No, a Jones no lo vi nunca.
¿Viste los carteles indicándote que Jones debía ser el ganador?
No, no vi nada.
¿En serio? Eso parece difícil de creer…
No vi absolutamente nada… Tenía empañado el visor.
¿La presión que tenías atrás te molesto en algún momento?
No, para nada. Sé que Jones se me acercó cuando me encontré con Keke Rosberg adelante. Fue un verdadero calvario pasarlo. Pero después me escapé. Tenía bastante controlada la situación.
La breve entrevista post-carrera no tuvo efecto alguno sobre Jones ni Frank Williams, propietario y director del equipo Williams, y Lole tuvo que correr el resto de la temporada (casi toda) con el equipo y su «compañero» jugándole en contra. Reutemann, literalmente, dormía con el enemigo.
«El tiempo les dio la razón a aquellos que pensaban que ese acto rebelde de Reutemann -pese a que él afirmaba no haber visto el cartel- complicaría su relación con el team inglés. Algo que quedó expuesto con ciertas decisiones que tomó luego la escuadra en momentos claves del año, como cuando decidió cambiar de proveedor de neumáticos (de Michelin pasó a usar Goodyear)«, puntualizó Mundo Auto.
El mensaje se lo enviaron durante la premiación, a la que Alan Jones no concurrió con el aval del equipo. Sólo estuvieron el argentino y el tercero, Riccardo Patrese (Arrows).
«Claro que vi los carteles, vi las señales, lo vi todo. Pero también pensaba, mientras veía todo eso, que si yo hacía caso a los carteles, era mucho más digno volver al box, preparar el bolso y retirarme»
Reutemann volvió a ganar en Bélgica, hizo una memorable temporada y llegó a la última carrera, el GP de Las Vegas, EEUU, con el campeonato a sus pies, pero… Sorpresivamante (o no) su auto no estuvo a la altura de la definión: extrañamente tuvo problemas con la caja de cambios. En tanto, el coche de Jones «voló». Y Piquet se llevó la corona por solamente un punto.
“En Las Vegas el trato era imposible hacia mí. No me preguntaban nada, no parecía interesarles nada de lo que yo pudiera decir. La sensación que me daba es que todo el equipo estaba haciendo lo imposible por tratar de convencer a Jones de que no se retire y que siga corriendo para ellos, y del campeonato actual ni se preocupaban. Para mí, era algo verdaderamente irritante. Máxime teniendo en cuenta que había hecho la pole position. Increíble”, contó Lole meses después de perder el título.
Tiempo después, el argentino dio otra versión de los hechos. «Claro que vi los carteles, vi las señales, lo vi todo. Pero también pensaba, mientras veía todo eso, que si yo hacía caso a los carteles, era mucho más digno volver al box, preparar el bolso y despedirme de las carreras. Dedicarme a otra cosa. Desobedecí. Y volvería a desobedecer si la circunstancia se repitiera. No tengo otra respuesta».
En 1982 se retiró de la F1 tras la segunda carrera disputada en Brasil. Consultado sobre si se arrepentía de la decisión, dijo: «Cuando pienso en eso recuerdo que, cuando era chico, tenía que ir a la escuela a caballo… y de ahí llegué a ser piloto de Fórmula 1. Ese placer no me lo va a quitar nadie».
Fuente: 90 Líneas