El FC Barcelona de Hansi Flick volvió a demostrar su combatividad y que es un equipo que nunca se rinde. Se sobrepuso a las adversidades y llegó a remontar un partido que parecía tener perdido. Vio a un paso la clasificación a la final de Liga de Campeones, pero terminó sucumbiendo ante el Inter de Milán.
Cuando Raphinha marcó en el 87 el 3 a 2 para los catalanes, el Barcelona se veía ya tomando un avión a Múnich para la final del 31 de mayo, ya que ese resultado le clasificaba virtualmente después del 3-3 de la ida.
El brasileño culminaba además una remontada después de que los italianos se adelantaran este martes 2 a 0, pero el destino guardaba un giro de guión final para esta lluviosa noche en Lombardía.
Francesco Acerbi marcó en el 90+3, para un 3-3 que enviaba el partido a la prórroga cuando los catalanes ya estaban preparando para celebrar y la televisión enfocaba a ‘tifosi’ llorando en la grada.
En la media hora suplementaria, Davide Frattesi adelantó en el 99 al Inter con un 4-3 que ya no se movió y las lágrimas cambiaron de bando.
«Creo que el fútbol ha sido muy cruel con nosotros», sentenció tras el partido el defensa Eric García, autor del primer gol del Barça en el estadio Giuseppe Meazza.
Tanto él como Gerard Martín y Dani Olmo, tres jugadores formados en la célebre escuela de La Masía, la cantera del Barça, fueron los encargados de echarse el equipo a los hombros cuando el Inter se había distanciado 2-0.
Olmo había sido ‘culpable’ del primer gol del Inter al perder un balón que terminó en el tanto de Lautaro, por lo que estaba especialmente motivado y con ganas de resarcirse.
Lo hizo en el minuto 60, con un tanto de cabeza, a centro de Gerard Martín, que asumía el hueco en el lateral que deja la lesión de Alejandro Balde, gran ausente del Barça en este partido.
Martín también había dado también la asistencia para el primer tanto de los suyos, el de Eric García.
Fueron dos acciones simbólicas, de conexión perfecta entre canteranos del Barcelona, pero no bastó para poder llegar a la final.
El otro joven prodigio surgido de las categorías inferiores del Barcelona es Lamine Yamal (17 años), comparado repetidamente con Lionel Messi y que volvió a generar mucho peligro, pero o bien se encontró con un inspiradísimo arquero Yann Sommer (77, 90+6, 114, 116) o con el palo izquierdo (90+2).
Los hinchas azulgranas, presentes en un número importante en Milán, podían abandonar San Siro con la cabeza alta pese a la tristeza, orgullosos de un equipo que evidenció el ADN que es marca de la casa desde los tiempos de Johan Cruyff y el ‘Dream Team’ de principios de los años 1990.
«Gracias a ese tipo de partidos, los estadios nunca estarán vacíos», se había entusiasmado un emblemático exjugador y exentrenador del Barça, Pep Guardiola, después del empate 3-3 de la ida de esta semifinal de Champions. Seguramente la vuelta de este martes también fue de su agrado.
Ahora el Barcelona no tendrá mucho tiempo para lamentarse. Tras ganar la Copa del Rey, buscará el doblete nacional y en LaLiga recibe el domingo al Real Madrid, segundo a cuatro puntos.
