Con goles de Solari (doblete), Borja y el Pity Martínez, el equipo de Gallardo gustó en su último partido del año como local.
Ya se acerca Nochebuena, ya se acerca Navidad. No, esta vez no hay regalos. Pero hay copas para brindar: River adelantó las Fiestas y se clasificó, de una buena vez por todas, a la Libertadores 2025. Era, desde ya, una obligación, lo mínimo que se le puede pedir al CARP, pero por contexto no es poco. No es poco porque este plantel, que no estuvo a la altura del 2024, ya no daba garantías de ningún orden. Como hizo Maduro con las Navidades venezolanas, anoche, contra Rosario Central, River adelantó por decreto el fin de año. Demasiado necesario para, ahora sí, sentarse a analizar qué se hizo mal, qué jugadores dieron la talla, qué jugadores no, cuáles tienen potencial para mejorar en una pretemporada con Gallardo y cuáles ya no dejan vislumbrar un futuro.
En todo caso, River acordó que, al menos por una noche, pueda haber un poco de paz: así salió decidido a ganarle a un pobrísimo Central. Hacía mucho tiempo que en el Monumental no se terminaba un partido con tanta anticipación: esos partidos tranquilos, en los que el equipo se florea, donde casi no lo atacan, donde todo sale bien incluso sin ser una máquina.
Acaso juramentado para regalarle un buen triunfo a un Gallardo que pasa horas muy tristes y que también tuvo demasiada paciencia con ellos en estos meses, River hizo lo que tenía que hacer: terminar el año. Terminar el año dejando también algunos spoilers para el que viene. Principalmente uno: si el Pity Martínez logra tener una buena preparación de verano que le dé un resto para jugar más de los 30’ que viene sumando últimamente, si las rodillas no le juegan una mala pasada otra vez, el zurdo está llamado a ser un líder futbolístico para el CARP en 2025. Ayer, media hora le alcanzó al héroe de Madrid como para ser la figura del equipo, manejando los tiempos, pidiendo siempre la pelota, picante y desequilibrante en el uno contra uno, cambiando de ritmo, con dos asistencias top a Borja y a Solari y con su propio gol de penal para cerrar el 4-0. Básicamente, un resumen de todo lo que le faltó a River en el último año y medio: alrededor del Pity deberá construirse algo nuevo, más fresco, con mayor jerarquía, con más jugadores inteligentes en cancha, con más intensidad, con más volumen de juego.
Algo de eso se vio apenas de a raptos en lo que va de este segundo ciclo del Muñeco. Y contra Rosario Central tal vez se haya sostenido durante más minutos que en cualquier otro partido. Claro, el rival también ayudó: si Gallardo tendrá mucho trabajo para el futuro, el desafío de Ariel Holan es, a escala, aún mayor para un Canalla que deambuló por el Monumental, que intentó rematar al arco por primera vez a los 22 minutos del segundo tiempo y que aún con un enjambre de futbolistas por detrás de la línea de la pelota dejó espacios, llegó tarde a los cruces, no ganó divididas y quedó en ridículo con el pragmatismo por salir jugando siempre de abajo, algo que si no está lo suficientemente ensayado -no lo está- es demasiado tentador para el equipo que lo vaya a presionar. River lo hizo y lo hizo bien. Con un Colidio que se desgastó más allá de no estar tan lúcido en el último toque y con un Solari que aun con resoluciones por momentos atolondradas vuelve a demostrar que le sale fácil el gol.
La dupla delantera esta vez estuvo bien asistida por un Echeverri que dejó una buena imagen en su prematuro adiós del Monumental, con apiladas que también son un anticipo de lo que podrá ser su carrera en Europa cuando logre madurar y con una asistencia top a Solari para el 1-0. Aunque tal vez el jugador clave para el equipo haya sido Maxi Meza: el 8 se va haciendo cargo, cada vez más seguido, de la conducción y promete ser importante para lo que viene. Por lo demás, los regresos de Pezzella y de Acuña en la línea de fondo marcan una distancia abismal con las defensas que debió armar en apuros el Muñeco.
Ya está, terminó el año. Un año complicado, jodido. Ahora hay, al menos, una Copa para brindar pensando en lo que vendrá.
OLÉ