El último día de competencia en los Juegos Olímpicos de París 2024, se definió la maratón femenina: Sifan Hassan, neerlandesa de origen etíope, se llevó la medalla de oro. La atleta de 31 años rompió el récord olímpico de Tiki Gelana en Londres 2012 al registrar un tiempo de dos horas, veintidós minutos y 55 segundos. En la prueba también participaron las argentinas Florencia Borrelli (21°) y Daiana Ocampo (41°), quien se mostró muy emocionada tras haber finalizado su primer experiencia olímpica. El podio lo completaron la etíope Tigst Assefa (plata con 2:22:58, a tres segundos de la líder) y la keniata Hellen Obiri (2:23:10).
Sin embargo, la gran historia de la tarde cruzó la línea de meta casi una hora y media después de que la carrera llegue a su definición. Kinzang Lhamo, corredora butanesa de 26 años y portadora de la bandera de su delegación en la cita olímpica, terminó los 42,192 kilómetros en tres horas, 52 minutos y 59 segundos. En los últimos metros, ya sin fuerzas para seguir, trotó con determinación hasta el final acompañada por el público presente que la alentaba para que no frenase. «El objetivo era que lo terminara y lo hizo», declaró emocionado un asistente de su país.
Lhamo nació un 15 de junio de 1998 en Bután, un pequeño país asiático encerrado entre China e India de no más de 800.000 habitantes. Es la primer deportista de su país en competir en la maratón olímpica, un logro inédito para ella ya que nunca antes había corrido en el extranjero y tampoco lo había hecho en una superficie lisa. Es parte del Ejército Real de Bután y su especialidad son las ultramaratones de montaña, competencia que abarca más de los 42 kilómetros tradicionales en terrenos irregulares. «Mi primer objetivo es completar el maratón y luego batir mi propio récord personal. Será mi primera participación en una competición internacional y mi primera vez en Europa», comentó antes de su participación en los Juegos.
La butanesa llegó a los últimos cuatro kilómetros de maratón sin resto físico: comenzó a caminar para mantenerse en el trayecto y trotó en los últimos metros antes de la línea de llegada. Los espectadores la acompañaron hasta que cruzó, e incluso comenzaron a aparecer banderas de su país corriendo a la par de ella para apoyarla. «Siempre ha sido uno de mis sueños competir en un escenario como este. Nunca imaginé que algún día tendría la oportunidad, pero estoy muy agradecida de que me hayan dado la oportunidad de representar a Bután», declaró para el medio Deutsche Welle. Hoy, su historia se convirtió en uno de los momentos más emotivos de París 2024.
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