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viernes, 3 mayo , 2024

Chile: una búsqueda en el desierto une a científicos y familiares de víctimas de dictadura

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Buscan conocer las circunstancias en las que la Caravana de la Muerte encabezada por el general Sergio Arellano Stark, pasó por la región de Antofagasta y ejecutó a 40 personas.

La búsqueda de memoria por las víctimas de la dictadura chilena en el desierto de Antofagasta unió a los familiares con la científica Cristina Dorador, que encabeza un proyecto para determinar el contexto en el que fallecieron tras el paso de la Caravana de la Muerte, y que será aprovechado en el marco del Plan Nacional de Búsqueda de desaparecidos oficializado la semana pasada por el presidente Gabriel Boric.

Desde hace 15 años, Dorador y un equipo de investigación que es parte de la Universidad Antofagasta estudian los microorganismos del desierto de Atacama y los salares, zonas donde, como forman “el desierto absoluto”, parece no haber nada.

Pero este año, el mismo en que se cumple el 50 aniversario del golpe de Estado, una investigación sobre la muerte del poeta chileno Pablo Neruda ligó particularmente la carrera de Dorador y su grupo de investigación a los ejecutados y desaparecidos de la dictadura.

“Cuando se da a conocer el resultado de la muerte de Neruda, que se vincula a la inoculación de una bacteria, me llamó mucho la atención. Leí a los investigadores que analizaron las muestras, que son de extranjeros, y ellos ocuparon técnicas que nosotros también usamos para la búsqueda en el desierto, que son de ADN”, explicó a Télam la científica.

Investigando a la Caravana de la Muerte
Un segundo episodio ligó a Dorador con familiares de los 14 ejecutados en Antofagasta cuando la comitiva militar conocida como Caravana de la Muerte pasó por esa ciudad en 1973 y cuyos pasos aspiran precisar con estas investigaciones.

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El encuentro de la bióloga especializada en ecología microbiana (o microbiología ambiental) y la presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos en Antofagasta, Mónica Díaz, signó un nuevo capítulo de la búsqueda de memoria en esa región.

“Hay cosas que se dan de manera muy mágica. A nivel nacional -con agrupaciones de familiares de desaparecidos- trabajamos un proyecto de Plan Nacional de Búsqueda, y fuimos a Santiago a entregárselo al ministro de Justicia y Derechos Humanos, Luis Cordero Vega, y ahí la vimos a Cristina y nos habló de cómo la ciencia no había sido incluida por el Estado”, dijo Díaz a Télam.

“Me dijo ‘Mónica, ¿nunca fueron al lugar donde ejecutaron a sus familiares?’ Y la verdad que no, le dije. Se hizo una reconstitución de la escena en el año 2000, pero solo algunos familiares la conocían, la agrupación no. Buscar las coordenadas, pero eran inexactas. Había que buscar el expediente judicial, porque la Corte Suprema ya se expidió”, comentó la nieta de José García Berríos, de 66 años, trabajador marítimo y dirigente sindical ejecutado.

Dorador comentó que accedió al expediente porque cuenta con otras herramientas, acceso a bases de datos o saben a quién preguntar, pero “los familiares ven el acceso a la información muy restringido”.

“Cristina me llama y me dice ‘Cabra, lo encontré’ (al expediente). Fue una emoción tan grande que creo que al transmitir en palabras me quedo corta. Al otro día fuimos (al lugar de los asesinatos), no es tan lejos de la ciudad”, relató Díaz y agregó que la segunda visita fue luego de leer el expediente del episodio Antofagasta de la Caravana de la Muerte.

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“La emoción se va haciendo un poco más intensa. Después de leer el expediente, fuimos después de ver (sic) cómo masacraron a nuestros familiares, cómo los fueron colocando de a tres, de a cuatro, para ir fusilándolos. El estar en ese lugar es muy fuerte”, agregó.

El único caso en el que la Caravana de la Muerte entregó los cuerpos de los al menos 93 ejecutados que dejó a su paso fue en Antofagasta.

Por eso, lo que pretenden los familiares es conocer más sobre las circunstancias de la muerte de las víctimas y que además sea “un sitio de memoria, un lugar de reflexión” y no un vertedero de residuos, en palabras de Díaz.

El estudio de los genes a partir de una muestra -que puede ser desde un tejido, agua o suelo- permite visualizar los organismos que están presentes, según la científica.

También asegura que estos datos del lugar de los hechos se pueden contrastar con los testimonios de los familiares, como sucedió en el caso del relato judicial de Sandra Gahona, cuyo familiar había sido ejecutado, y que contó que cuando le tocó vestirlo su ropa y su cuerpo tenían tierra roja.

“Y lo que vimos en esta zona específica, geológicamente, se conoce como Roca Roja, donde la tierra tiene justamente ese color”, explicó.

La insistencia de familiares, sectores de la Justicia y más recientemente de científicos fueron los que permitieron encontrar cierta reparación en momentos en que el Estado hacía esfuerzos discordantes en materia de memoria y reparación.

El Plan de Búsqueda
La semana pasada, Boric oficializó el Plan Nacional de Búsqueda, que pretende unificar los distintos esfuerzos que estos sectores hacen en paralelo, además de que impulsa la participación de expertos sobre ciencia forense.

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“El Plan Nacional de Búsqueda va a ser el nodo conector entre todos los hallazgos, porque todas las agrupaciones de familiares están trabajando o han sido consultadas para eso. Está el tema de la gobernanza, cómo se va a trabajar y se debiera recopilar todos los antecedentes y las preguntas que hay paralelamente”, dijo Dorador.

“Se está haciendo también un trabajo meticuloso sobre las causas judiciales, escaneando documentos y con trabajo de datos masivos e inteligencia artificial, para tratar de encontrar coincidencias, porque probablemente hay relatos que se parecen, que son del mismo lugar, pero están en expedientes diferentes y no se había cruzado esa información”, agregó.

El 18 y 19 de octubre de 1973 la Caravana de la Muerte encabezada por el general Sergio Arellano Stark, pasó por la árida y norteña región de Antofagasta, donde dejó 40 personas ejecutadas en las ciudades homónimas -entre ellas, el abuelo de Díaz- y en Calama -retratadas en el documental «Nostalgia de la Luz» del documentalista Patricio Guzmán-, según construye el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) de Chile.

«Hasta este momento las búsquedas de personas desaparecidas ha sido en el marco de investigaciones judiciales. No ha habido una búsqueda masiva, o sea, si no existían evidencia de que en algún lugar se supiera algo o había algún testigo, no se hacía nada. En cambio ahora se puede hacer de otra manera que. De todos modos, falta mucho en general para que la investigación científica se vincule a otros estamentos de la sociedad”, reflexionó Dorador.

TÉLAM

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