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jueves, 25 abril , 2024

Mejores guitarristas del mundo, apuntes sobre Pappo

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Encarnó quizás mejor que nadie al rockero en su esencia. Ni antisistema ni revolucionario, pero lejos -lejísimo- de las formalidades, los mandatos sociales, la falsedad, la hipocresía y la música comercial. Políticamente incorrectísimo desde mucho antes que se usara esa expresión, Pappo fue reconocido públicamente como uno de los mejores de las seis cuerdas por nada más y nada menos que BB King, el rey del blues considerado entre los 5 mayores guitarristas de la historia

No es un elemento más de la fase de éxtasis de “La argentinidad al palo”. No es “la calle más larga, el río más ancho, el dulce de leche ni el gran colectivo”. Es la historia de un músico extraordinario que nació el 10 de marzo de 1950 en Buenos Aires, hijo de un obrero metalúrgico y de una madre escritora, hermano mayor de una gran concertista de piano, que el 10 de agosto de 1993 fue consagrado por BB King -uno de los 5 mejores guitarristas de la historia, según los entendidos- como uno de los mejores colegas que había encontrado tras tocar en 67 países.


Aquella noche de estrellas, en el Madison Square Garden de Nueva York, BB King invitó a Norberto “Pappo” Napolitano, a quien había descubierto en Buenos Aires durante una de sus giras, a subir al escenario. Antes, durante una entrevista con la prensa estadounidense, había sentenciado: “Pappo debe ser uno de los mejores guitarristas alrededor del mundo”. ¿Qué más?
Si uno de los mejores de la historia, a quien vos admirabas profundamente de toda la vida, un día te «entrega públicamente ese diploma», ¿qué más podés pedir? Aquella noche Pappo se doctoró ante el “planeta música”.

¿Ese irreverente, sucio y desprolijo? ¿Ese tipo que criticaba sin filtro a otros músicos? ¿Ese inadaptado a las buenas formas de esta sociedad (hipócrita)? ¿El mismo que en su etapa filometalera con Riff terminaba cada recital y se iba al camarín mientras afuera había bardo una noche sí y la siguiente también?

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Norberto Napolitano, Pappo (evolución de Napo) o el Carpo (apodo que le pusieron por la parte del esqueleto que forma la muñeca, con perdón de los anatomistas por la simpleza de la explicación) encarnó quizás mejor que nadie al rockero en su esencia. Ni (muy) contestatario ni revolucionario, pero lejos -lejísimo- de las formalidades, los mandatos sociales, la falsedad; políticamente incorrectísimo desde mucho antes que se usara esa expresión.
Pero quienes lo conocieron de cerca, dirán una y otra vez que era un tipazo. Capaz de decir “Rock es AC/DC. ¿Fito Páez se parece a AC/DC? Entonces no es rock”, y luego aceptar una invitación de Valeria Lynch para cantar juntos un tema melódico en su programa de TV, y confiarle al oído que ella tenía la voz femenina más rockera del país, pero que no lo podía decir porque “los muchachos me matan”.

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Capaz de decirle a un colega, en los albores del rock nacional, que “esos hippies con la flautita y el pianito van a arruinarnos todo”, en referencia a la aparición en escena de Sui Generis, y muchos años después, cuando Charly García había dejado largamente de ser un hippie, tocar con él en Cosquín Rock dando una clase magistral de guitarra.

O la lealtad de afirmar que “de Spinetta no te puedo decir nada porque lo quiero más como amigo que como músico”. Tan amigo que no sólo participó del álbum Spinettalandia y sus Amigos (1971), al cual aportó los temas Castillo de piedra (que abre el disco) y Era de tontos, sino que lo unió al Flaco una nada casual elección de músicos para formar bandas claves en sus carreras.

La primera formación de la mítica Pappo’s Blues (1971) fue con el Carpo en guitarra y voz, David Lebón en bajo y Black Amaya en batería; Lebón y Amaya fueron el bajista y el batero de Pescado Rabioso, el grupo post Almendra de Spinetta. En tanto, en el tercer vinilo de Pappo’s Blues el baterista fue Héctor “Pomo” Lorenzo (Invisible y Spinetta Jade) y el bajista, “Machi” Rufino (Invisible y Spinetta solista). Además, Pappo, el Flaco y Pomo formaron un trío blusero, Agresivos, que no llegó a grabar. Los unía su aversión por la música comercial y un mutuo y enorme respeto.

Pero antes de repasar a grosso modo -de lo contrario necesitaríamos una veintena de notas- los inicios y la frondosa carrera del Carpo, volvamos a aquel encuentro y posterior ligazón eterna entre Pappo y el gigantesco BB King.

Cuando el Rey vino por primera vez al país, Pappo estaba entre el público como un fan más. Pero luego fue al camarín y le regaló una botella de vino y una horma de queso, lo que le valió el apodo de Mr. Cheese Man por parte del virtuoso de las 6 cuerdas.

Distinto fue cuando BB King entró a un Luna Park repleto en 1992 mientras Pappo y su grupo hacían las veces de banda soporte. En ese preciso momento, el Carpo interpretaba Club de blues local. El estadounidense preguntó ¿Quién es ese? ¡Lo quiero tocando conmigo!

Al finalizar su show, Pappo fue al vestuario donde había unos grandes piletones para los basquetbolistas, se desnudó y se tiró dentro de uno. En eso, entra un asistente del concierto y le dice: “Pappo, el negro que está cantando te quiere en el escenario”. Con el tiempo, el Carpo confió que no tuvo tiempo de secarse por completo para que le entrara el pantalón de cuero que había llevado esa noche, por lo que salió al escenario con el pantalón “a medio poner” y una camisa larga para disimular. Al finalizar el concierto, BB King le dijo “vos te venís a tocar conmigo a Nueva York”. El argentino lo tomó como un cumplido. Pero al año siguiente le llegó la invitación formal: 10 de agosto de 1993, en el Madison Square Garden.

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Pappo llegó un día antes y no salió un minuto del hotel por temor a que le pasara algo y se perdiese la oportunidad de su vida. Sí, como un chico. Se compró un traje de seda italiana –“nunca tuve uno pero la ocasión lo ameritaba”, relató después- y se pasó el día afinando y lustrando la guitarra.
Cuando el micro de BB King lo fue a buscar al hotel y llegaron al mítico estadio, que estaba a tope de gente, Pappo encaró hacia el pasillo que decía “músicos”, pero un asistente le dijo “no, el señor King quiere que vaya a su camarín”. El Carpo fue y le entregó una placa. Luego de los saludos y abrazos, BB King lo presentó a la prensa especializada de los EEUU como “el mejor guitarrista que conocí luego de recorrer 67 países”. Y el Rey no regalaba elogios a nadie.

“No sé lo que pasó, pero cuando dijo arriba del escenario ‘Esta es la manera como suena el blues en la Argentina, déjenme oírlo’, yo saqué un solo de guitarra de la gran puta”, relataría Pappo, quien además compartió escenario con popes del género que dos por tres acompañaban a BB King, como los guitarristas Buddy Guy y Eric Johnson y la cantante KoKo Taylor (la “Reina del Blues”), entre muchos otros.

“Hombre, quiero que hagamos juntos tres Gran Rex”, le propuso BB King a Pappo una vez en los camarines. “Creo que serán más de tres”, le respondió el Carpo. Y sí, a fines de ese 1993 hicieron 7 Gran Rex a tope, y al año siguiente dos Luna Park explotados.

LOS GATOS-BLUES-HARD ROCK-BLUES

La carrera de Pappo es tan extensa como prolífica. Sintetizando sus inicios, se puede decir que a los 8 años le robó la guitarra a un vecino, le prometió pagarla, pero luego se mudó y nunca más lo vio. Creció escuchando música clásica merced a su hermana. Hasta que un día sonó por allí Little Richard y le voló la cabeza.

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Su primer grupo estable fue Los Abuelos de la Nada (capítulo I), allá por 1967. Como él quería hacer blues y Miguel Abuelo iba por otro lado, el grupo se deshizo (“como persona, lo mejor; musicalmente, somos dos polos opuestos”, declaró sobre Miguel). Al año siguiente pasó por el grupo beat Carlos Bisso y su Conexión Nº 5 (había que parar la olla). Tocó en Los Gatos junto a Litto Nebbia y compañía, en Engranaje y en La Pesada del Rock and Roll. Hasta que en 1970, junto a David Lebón (bajo) y Blak Amaya (batería) nació Pappo’s Blues, hasta hoy, un grupo de culto.

El primer disco se conoció como Pappo’s Blues Volumen I. Ese no era el nombre, pero popularmente se los nombra así pues los siguientes fueron Volumen II, III, IV etcétera. Entre 1971 y 1978 publicaron 7 álbumes de estudio. En 1995 llegó el Volumen 8 y en 1999, Auto Rojo.
El tren de las 16, El viejo, Desconfío, Siempre es lo mismo nena, El hombre suburbano, Ruta 66, Stratocaster boogie, Con Elvira es otra cosa, Slide blues, son apenas algunos de los temas más emblemáticos.

Pero como los más fieles seguidores del Carpo consideran que uno de los mejores solos grabados por él en vinilo es el de Sucio y desprolijo, elegimos ese tema (tiempo después versionado por Divididos). Además, la letra es un compendio perfecto de la filosofía de vida de Pappo como estereotipo del rockero de ley: “Siguen reprochándome morales, todo lo que yo hago está mal (…) Yo que soy un hombre desprolijo, no tengo conflictos con mi ser, porque en la apariencia no me fijo, piensan que así no puedo ser. No cambia nada estar un poco sucio, si mi cabeza es eficaz…” (NdR.- lo tocó con Charly García en Cosquín Rock 2005, su último recital antes de pasar a la inmortalidad en Luján tras un accidente con su legendaria Harley Davidson).

En 1977 grabó un disco con Aeroblus (Alejandro Medina, ex Manal, en bajo, y el brasileño Rolando Castello Jr. en batería). Fue un toco y me voy, pero indudable anticipo de lo que vendría en 1980: el inicio de su etapa hard rock – filometalera con Riff, banda que formó con Vitico (bajo), Michel Peyronel (batería) y Boff Serafine (segunda guitarra).
No obstante, metal lo que se dice metal, Pappo hizo con el grupo The Widowmakers que formó durante su estancia en EEUU. Una música brutal(mente) maravillosa para los amantes del género.

Fuente: 90lineas.com

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