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viernes, 19 abril , 2024

La bajante del Río Paraná: entre la preocupación extrema y pérdidas millonarias

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Distintos rubros económicos sufren las consecuencias de la falta de agua y la solución parece cada vez más lejana.

Un trabajo del periodista Emir Diamante, en exclusiva para La Nación, pone el bojo en las pérdidas millonarias que está ocasionando la bajante extraordinaria que atraviesa el Río Paraná. La baja producción de energía en Yacyretá, escasez de pesca y pérdidas en el sector agroindustrial son algunas de las cuestiones que preocupen.

Diamante explica en su informe que la causa son las dificultades para que los barcos naveguen el río. Juan Allegrino, licenciando en oceanografía física de la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigador de la Comisión Nacional del Limite Exterior de la Plataforma Continental (Copla) explicó: “Cuando los buques cargan menos en el Gran Rosario tienen que completar la carga en otros puertos. En el río Paraná, en Zárate o Ramallo también tienen problemas de calado. Entonces completan en Bahía Blanca o Quequén. Ahí se genera un costo logístico más alto y se pierde competitividad con Brasil fundamentalmente”.

Un informe publicado el 7 de julio de 2021 manifestó: “Lo que sucede en el Rio Paraná resulta determinante para que la logística pueda desarrollarse de manera eficiente. La situación actual presenta un panorama complicado”. Entre el 8 y 18 de enero de este año el hidrómetro arrojó cifras negativas de hasta -49 centímetros.

«El Gran Rosario, zona denominada Up-River, abarca a los puertos ubicados desde Arroyo Seco a Timbúes y es la principal vía de salida de los productos del complejo agroindustrial argentino. Hace tres años se posicionó como el nodo portuario agroexportador más importante del mundo porque superó en toneladas despachadas a otros puertos de Estados Unidos y Brasil, aun cuando la bajante impidió que los buques carguen completamente sus bodegas. En 2019 los barcos zarparon con 37.000 toneladas menos de cereales en promedio cada uno. Al siguiente, el impacto fue menor porque salieron con 34.000 toneladas menos de media, pero en 2021 la cifra ascendió a 37.400 toneladas menos de promedio por cada uno», explica el periodista en la nota.

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Debido a este panorama, el sector exportador está obligado a modificar su operatividad y, en consiguiente, a asumir mayores costos para desarrollar sus aceitadas logísticas, lo cual también impacta en el toda la cadena de valor y los productores agropecuarios. Además hay mayores gastos de transporte porque las barcazas que bajan por el afluente desde Chaco, Entre Ríos, Paraguay y Bolivia para dejar mercadería en el Up-River deben hacerlo con menos kilajes. Otro de los inconvenientes es la ralentización de los embarques, lo que lleva a dificultades operativas, saturación de almacenajes y demoras en el ritmo de la molienda.

La BCR comentó que desde en el 2020, en el Gran Rosario se despacharon el 70% de los granos y el 96% de los aceites vegetales y las harinas que exportó la Argentina a un valor aproximado de US$ 20.000 millones. La cifra equivalió al 37% de las exportaciones del país en todo el calendario. De lo último que se sabe es que se estimó que en 2021 en el Up-River se embarcaron unas 225.000 toneladas menos de granos, aceites y subproductos que en 2020. “La participación del Gran Rosario en los despachos totales cayó de 78% en 2020 a 74% en 2021, el menor registro desde el año 1998 cuando los muelles al norte y al sur de Rosario cargaban menos de 30 millones de toneladas en promedio”, detalló.

“De no quebrar la tendencia de la bajante del río Paraná, el tonelaje cargado en los buques podría continuar resintiéndose, impactando en pérdidas millonarias para la exportación de productos agroindustriales argentinos. También repercute castigando el precio de exportación de los principales productos que se despachan desde nuestra zona, como son el aceite y la harina de soja”, concluyen.

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La faltante se debe a “diferentes cuestiones que pueden influir. Desde junio del 2019 a agosto del 2020 tuvimos un índice oceánico del Niño neutral. Desde 2020 a junio de 2021 los índices corresponden a la Niña. Actualmente estamos en período de Niña y seguramente el resto del verano y parte del otoño vamos a seguir en Niña. Hoy tenemos que mirar 77 años atrás para encontrar algo tan crítico. Pero no podemos saber si desde ahora lo vamos a tener cada tres, cinco o diez años. Eso lo vamos a tener que mirar más adelante”.

Desde el área que depende del Ministerio de Obras Públicas explicaron a LA NACION: “Va a seguir igual con promedios de alturas hasta marzo por debajo del límite de aguas bajas. No hay estimaciones oficiales después de marzo. Lo que se puede inferir es que lo que llueva en otoño no sería suficiente como para volver a aguas normales. Pero hay que esperar, todo puede cambiar”.

En ese contexto, Allegrino dejó en claro que la situación es compleja y que “no se espera que mejore en el próximo trimestre”. A la vez, advirtió que puede descender aún más: “Los aportes que tenemos son muy bajos y podría a llegar a bajar más durante el verano. Quizás haya recuperaciones, como fue hacia fines de 2021 que hubo un ligero repunte, pero no alcanzó para recuperar la humedad de los suelos, fue efímero y al poco tiempo volvió a presentarse la situación crítica”.

Organizaciones civiles y ecologistas de Rosario participaron hoy de la denominada «Remada en rescate del Paraná», para pedir por el cese de las quemas en las islas y advertir sobre la bajante histórica del río y la concesión de la Hidrovía.

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De la Remada, convocada por el Foro por la Recuperación del Paraná, participaron alrededor de cincuenta embarcaciones, que tras concentrarse en la zona de Rambla Cataluña, recorrieron las islas y pasaron por el puente Rosario-Victoria.

En el lugar, los manifestantes encendieron bengalas y plantaron una bandera “en reclamo del control soberano del río y sus vías navegables”, dijo a Télam Lisandro Citta, integrante del Foro por la Recuperación del Paraná.

Explicó que la remada «tiene tres cuestiones, reclamos o advertencias: La bajante histórica, que además de desastres naturales, afecta el agua potable; y las quemas, que consumieron más de 700 mil hectáreas de humedal».

Fuente: Diario 26

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