10.2 C
Río Grande
jueves, 28 marzo , 2024

Este Sábado 6 de Noviembre inaugurarán un monumento a Juan José Degratti

Lo Más Visto

Será reconocido en el Hostel Motorcycle del Fin del Mundo, por ser la primera persona en unir Alaska y Ushuaia en moto, en el año 1960.

Ese año el motociclista cumplió la hazaña de cruzar todo el continente americano, a bordo de una Moto Alpino de 175 c.c., con la que cruzó más de 28.800 km y que terminó felizmente luego de casi 3 años e innumerables peripecias.

El reconocimiento es organizado por el Hostel Motorcycle Fin del Mundo, ubicado sobre la Ruta 3, en el norte de Río Grande, y que buscará resaltar la proeza realizada por Degratti en 1960.

En reconocimiento por su histórico raid, en abril pasado la Comunidad Internacional Motero Ejemplar (CIME) decidió nominar a Juan José Degratti y otorgarle el Premio Internacional al Motero Ejemplar (PIME), por Postulación de Adalberto Iseppi, Representante internacional de Motero Ejemplar en Argentina.

Según adelantaron desde el hostel, el próximo sábado y a días del 61º aniversario de la cruzada, se inaugurará un monumento a Degratti, en un evento en el que habrá bandas locales y se exhibirán autos antigos y motods. También habrá artesanos, servicio de buffet y cantina.

Casi 3 años de viaje
Sin ningún tipo de sistema que le permitiera conocer a qué distancia se encontraba ese distante pueblo que podría cobijarlo, la aventura de Degratti tuvo tanto de hazaña como de misterio.

Apenas un botón de muestra de esto es una de las páginas sueltas que guarda Juan José en una corpulenta carpeta que lleva su nombre. Una hoja amarillenta y un tanto desvencijada da cuenta de que este verdadero bohemio creó un “diccionario quechua casero”, como él lo define, con apenas algunos vocablos para poder comunicarse en los pueblos de la altura boliviana.

  Multitudinaria Caravana por Apertura de los Templos Evangélicos

En rigor de verdad, algunos dólares reunió en Houston (EEUU) donde se necesitaban expertos en motores Volkswagen, justo la especialidad que aprendió en la Tennessee.

Pasaron 28.800 km según su cuenta, 2 años, 8 meses y un sinfín de peripecias y desventuras, hasta que llegó el final de aquel viaje épico que lo convertiría en el primer hombre en el mundo que recorría el trayecto desde Ushuaia, en el confín austral, hasta Alaska, en el extremo norte del mundo.

Hoy muchos lo intentan y lo logran, a bordo de vehículos tan disímiles como portentosos y dotados de la mejor tecnología. Pero la proeza de Degratti se agiganta en el tiempo.

Por aquellos caminos en su gran mayoría polvorientos, por el aislamiento y la falta de medios técnicos de comunicación. Por las geografías agrestes y salvajes que debió atravesar. Por los innumerables accidentes que varias veces estuvieron a punto de dejarlo a pie.

Padeció el maltrato de las circunstancias y disfrutó de la hospitalidad de pueblos que recibían su llegada como un acontecimiento; se vio reflejado en portadas de diarios que se escribieron en español, portugués, francés e inglés.

“Proyecta trabajar como recogedor de ciruelas antes de seguir viaje a Alaska”, contaba un diario yanqui que le daba la bienvenida, aunque afirmando que venía “de Chile”, perdiéndose el redactor en lo angosto del mapa, allá tan cerca del polo Sur.

“Voluntad y fe llevaba consigo al atravesar la nieve, la lluvia y los desiertos y a veces junglas infestadas de feroces aborígenes”, se admiraba en inglés otro periódico que anunciaba su arribo a Houston, algo más de la mitad del camino previsto.

  Murieron dos turistas estadounidenses que realizaban un crucero por la Antártida

“Exacto, exacto, no puedo poner una fecha de arribo, pero calculale que en octubre de 1963 pasé la frontera entre Canadá y Estados Unidos, entrando a Alaska por Malpaso; hacía 10 grados bajo cero”, le mezquina importancia a los detalles hoy Juan José Degratti. Como sea, habían pasado miles de historias contables desde aquel 19 de noviembre de 1960 cuando partió desde Ushuaia.

Regreso triunfal
Lejos estaban los 23 años con que inició la proeza americana. Ya no cargaba en su mochila sólo fe y sueños. Ahora, el morral estaba repleto de experiencias que lo maduraron y lo definirían para siempre como un hombre de bien, protagonista permanente de los hechos importantes en Tierra del Fuego.

Nada se sabe de aquella “Alpina” y del casco con tiras que completaban con decenas de calcomanías la foto de tapa de tantos diarios americanos. Pero seguro merecen un lugar en el museo de las cosas y los hechos fantásticos de la mítica Tierra del Fuego.

Sobre su viaje se escribió un libro, cientos de artículos como éste, una exposición alusiva en la Torre de Agua de Río Grande y algún que otro homenaje. Pero nada alcanza a reflejar la relevancia de aquella proeza histórica, consumada 60 años atrás.

Gracias, Juan Degratti por esta maravillosa historia de coraje y decisión juvenil.

Fuente: RadioFueguina.com

Noticias Recientes