No vale la pena hablar del partido en sí porque las distancias futbolísticas ente uno y otro resultan abismales. La goleada tan lógica como esperada frente a un equipo sin jerarquía, que está 147º en el ranking de la FIFA y es diez veces menos que Islandia, forma parte de lo anecdótico. Sí, en cambio, vale poner el acento en que resulta factible que ante Guatemala nuestro equipo nacional haya empezado a cavar los cimientos para la refundación de una formación con muchas caras nuevas que vinieron a suplantar a una generación de notables jugadores que están en retirada, a excepción de Lionel Messi quien siempre tiene las puertas abiertas.
El recambio quedó expresado cabalmente. Hacía muchísimo tiempo que no se producían tantos debuts. Concretamente desde la década de los 90. Entonces Alfio Basile, por caso, puso más de un equipo nuevo en su debut ante Hungría. Algo parecido impulsó Daniel Passarella que le dio la camiseta celeste blanca a ocho futbolistas que nunca antes la habían usado en el triunfo 3-0 sobre Chile. Después Bielsa se anotó con siete apariciones en la victoria 2-0 ante Venezuela. Ahora Scaloni, en un interinato que hasta ahora tiene fecha de vencimiento a fin de año, hizo saltar a la cancha en Los Angeles a cinco “nuevitos” desde el pitazo inicial y a seis más en el transcurso de la segunda mitad.
Hubo un buen funcionamiento en general –siempre dejando en claro que el de enfrente era un equipo de tercer orden—con una evidente intención de presionar ante la salida del rival ejerciendo un rápido retroceso más la tendencia a “robar” y darle destino a la pelota en menos de cinco segundos para atacar en forma directa. Receta moderna, buena dinámica, otra cara respecto de lo que veníamos de ver en el opaco paso por el Mundial de Rusia. En definitiva, un equipo que le puso ganas y goles, un buen combo para empezar.
Fue una noche de debuts. La nueva Selección comenzó el nuevo ciclo con tres tantos anotados por goleadores novatos. Los autores de los gritos argentinos –Pity Martínez, Lo Celso y Gio Simeone–, fueron además, en el repaso final, los más destacados en medio de actuaciones parejas, sin bruscos desniveles. El único que no se pudo mostrar fue Gerónimo Rulli porque el trabajo más pesado que le tocó fue posar para las fotos: Guatemala siempre estuvo lejos de su arco.
El recambio quedó expresado cabalmente. Hacía muchísimo tiempo que no se producían tantos debuts
En el plano estratégico Scaloni optó por un mediocampo con todos jugadores de toque y ninguno de corte previendo que el adversario no estaría en condiciones de provocar alguna zozobra. Un 4-3-3 fue el dibujo predominante de una estructura que lo que más necesita es sumar minutos. En cuanto a los nombres –recordar que de los 27 convocados, 12 fueron llamados por primera vez—es casi seguro que en futuros compromisos con rivales de otros pergaminos habrá otras presencias en la zona central procurando mayor rigurosidad en la marca.
¿Sirven o no partidos como este? Para muchos no. Para el momento que afronta nuestro equipo nacional pueden resultar de mucha utilidad. En el borrón y cuenta de estos días, después del cachetazo en el Mundial, sumar minutos como así también pelear por un lugar, en esta época de recambio resultan necesarias las confrontaciones, aún las de escasa envergadura.
Más allá de las equivalencias se dio un paso en la etapa que se abre. Falta mucho, el camino a recorrer es muy largo y como toda reconstrucción plagada de imponderables. Ahora viene Colombia, una medida mucho más competitiva. Con seguridad saltarán a escena nombres de la talla de Icardi, Dybala y Correa por citar a los más “pesados” del nuevo grupo. El proceso post-Sampaoli está en marcha, por ahora con goles y esperanzas. El tiempo nos irá dando el veredicto final.
Por EDUARDO TUCCI
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