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viernes, 29 marzo , 2024

Elecciones en México: los perfiles de los candidatos

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89,3 millones de mexicanos están llamados a votar este domingo para elegir un pesidente, un nuevo Congreso y renovar nueve gubernaturas.

Los mexicanos votaban el domingo para elegir al sucesor del presidente Enrique Peña Nieto en unos comicios a los que el izquierdista Andrés Manuel López Obrador llega como amplio favorito para triunfar tras dos intentos fallidos.

El segundo lugar se lo disputan palmo a palmo Ricardo Anaya, de una coalición liderada por el conservador PAN y el izquierdista PRD, y el candidato del gobernante PRI, José Antonio Meade, según sondeos.

A continuación, los perfiles de los tres principales candidatos a la presidencia de México:

ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR

Luego de haber perdido la presidencia de México en las últimas dos elecciones, López Obrador, conocido por su acrónimo AMLO, tentará la silla presidencial por última vez. Si no tiene éxito, ha dicho que se irá a «La Chingada», el nombre de su finca y una expresión mexicana que entre varias acepciones significa «irse al diablo».

Sus adversarios lo han comparado con el fallecido expresidente venezolano HugoChávez y hasta con el estadounidense Donald Trump, pero él ha dicho que gobernará bajo la sombra de Francisco Madero, Lázaro Cárdenas y Benito Juárez, a su juicio, los mejores presidentes que ha tenido su país.

Sus críticos lo tildan de populista por sus propuestas de «bajar los sueldos de los de arriba para subir los sueldos de los de abajo», vender el avión presidencial, eliminar la pensión de los exmandatarios y congelar los precios de las gasolinas.

Pero, a diferencia de las campañas presidenciales previas, esta vez el curtido político de 64 años se ha mostrado conciliador, ha evitado caer en provocaciones y, cada vez que lo desafían, responde con su nuevo mantra: «paz y amor».

Él mismo se describe como una persona «terca, obcecada», e incluso algunos de sus cercanos colaboradores lo califican como «necio». Pero quienes lo conocen aseguran que es apasionado, trabajador, desconfiado y un orador que mueve a las masas.

«Yo no tengo enemigos, ni quiero tenerlos. Tengo adversarios; lo que queremos es que el Gobierno represente a todos», dijo recientemente en una de sus maratónicas giras.

Es el primogénito de los siete hijos que tuvieron Andrés López, un campesino que se ganaba la vida como vigilante de un depósito de la estatal petrolera Pemex, y de Manuela Obrador, hija de un inmigrante español criada en el interior rural de Tabasco, un estado en el sureste del país.

De niño disfrutaba del béisbol y de bañarse en el río con sus amigos en la pequeña ciudad de Tepetitán, en Tabasco. Su apodo más conocido es «El Peje» por un pez muy consumido en su estado, el pejelagarto. «Me dicen Peje, pero no soy lagarto», suele decir el candidato a quienes le adversan.

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Ha publicado casi una veintena de libros de corte autobiográfico y de denuncia social y tiene cuatro hijos; tres con su primera esposa, que murió en 2003 de una enfermedad autoinmune, y uno con su actual cónyuge, Beatriz Gutiérrez, a quien conoció cuando fue alcalde de Ciudad de México.

A mediados de 1970, durante los últimos años de su carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública, se afilió al PRI donde dio sus primeros pasos en política. En 1989 ayudó a fundar el Partido de la Revolución Democrática (PRD), de izquierda, y en 2000 logró la alcaldía de la capital mexicana, trampolín para sus aspiraciones presidenciales.

Por desacatar en varias oportunidades una orden judicial durante su gestión como jefe de la capital, la fiscalía federal solicitó al Congreso iniciar un juicio de procedencia para determinar si AMLO debía perder su fuero para enfrentar un proceso penal por la expropiación de un predio.

El caso fue visto por sus aliados como una maniobra del Gobierno del entonces presidente Vicente Fox para inhabilitarlo de cara a las presidenciales de 2006 pero terminó dándole un empujón a su popularidad. En abril, previendo un desafuero que nunca se dio, el político pronunció un emotivo discurso ante miles de fieles: «les quiero desaforadamente», les dijo.

A pesar de liderar la mayoría de encuestas, AMLO perdió las presidenciales de 2006 por escaso margen, aunque aseguró que le «robaron» las elecciones por lo que protestó durante meses en la céntrica avenida Paseo de la Reforma, generando caos vehicular y socavando su respaldo popular.

Tras decir que «se vayan al diablo con sus instituciones», juró como «presidente legítimo» de México en la emblemática plaza de El Zócalo, un acto presenciado por miles de sus seguidores pero ignorado por gobiernos foráneos.

Seis años más tarde, volvió a tentar sin éxito la presidencia del país frente a Enrique Peña Nieto.

De ganar el 1 de julio, asumirá como el presidente electo de mayor edad que ha gobernado México. A pesar de las dudas por su salud, el político ha dicho que se encuentra «al 100», aunque sufrió un infarto en 2013 y confesó que toma un «cóctel de pastillas» para controlar su presión arterial.

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RICARDO ANAYA CORTÉS

De niño, Ricardo Anaya soñaba con ser astronauta. Luego quiso ser veterinario o doctor, pero acabó estudiando derecho y ciencias políticas.

Nadie en su familia es político pero a los 22 años, cuando aún estaba en la universidad, se afilió al derechista Partido Acción Nacional (PAN) y desde entonces labró una fugaz carrera política que lo ha llevado a buscar la presidencia a sus 39 años.

Pasó su niñez en el pequeño estado central de Querétaro, políglota, abogado y autodefinido como «panista de corazón» fue presidente del PAN desde mediados de 2015 y se le atribuye el renacimiento del partido, que hoy controla por primera vez en su historia más de una decena de estados del país.

Ha recibido una andanada de críticas por viajar con regularidad a Estados Unidos a visitar a sus tres hijos y su esposa que viven en Atlanta, pero él ha defendido su estilo de vida como producto de su trabajo y el de su familia.

El político es uno de los dos hijos del matrimonio de una arquitecta y de un ingeniero químico. Fue secretario del gobernador de Querétaro entre 2002 y 2009 y luego encabezó la Subsecretaría de Planeación Turística.

Después se desempeñó como diputado y llegó a presidir la Cámara. Ha sido profesor en su alma mater, la pública Universidad Autónoma de Querétaro, y disfruta del yoga, de tocar la guitarra, el ukulele, el piano y la flauta dulce y de releer «El laberinto de la soledad», donde Octavio Paz intentó desentrañar la identidad nacional de los mexicanos.

Sus conocidos le reconocen su sagacidad, disciplina y responsabilidad, pero sus adversarios lo acusan de ser un hombre «despiadado» y ponen como ejemplo a la exprimera dama Margarita Zavala, quien renunció al PAN el año pasado tras acusar a Anaya de hacerla a un lado para lanzarse él a la presidencia.

Anaya, a la cabeza de una heterogénea coalición integrada por su partido, el izquierdista PRD y el conservador Movimiento Ciudadano, se ha esforzado por mostrarse como el más moderno de los aspirantes a la presidencia luciendo informal, sin corbata y con micrófonos de diadema.

Pero su campaña se ha estancado y las acusaciones en su contra por presunto lavado de dinero golpearon su popularidad.

«El PRI está estancado en un muy lejano tercer lugar y están haciendo todo lo posible por destruirme a base de mentiras, de calumnias y engañando a la gente», se defendió Anaya.

«Nuestra campaña, afortunadamente, va muy bien. Vamos viento en popa, estamos creciendo, y estoy convencido de que vamos a ganar la elección», dijo recientemente. Si gana sería uno de los presidentes más jóvenes de México.

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JOSÉ ANTONIO MEADE KURIBREÑA

A fines de 2017, buscando limpiar su imagen tras acusaciones de corrupción durante la actual gestión del presidente Enrique Peña Nieto, el gobernante PRI cambió sus estatutos para permitir, por primera vez en su historia, que alguien que no milite en sus filas pudiera ser su candidato presidencial.

Aquel peso recayó sobre los hombros de José Antonio Meade, entonces secretario de Hacienda. A pesar de que la noticia tomó a muchos por sorpresa era, quizá, el paso a seguir para Meade, el mexicano que más ministerios ha ocupado.

Economista y abogado de 49 años, el candidato ha pasado por poco más de una decena de cargos públicos con los últimos cinco presidentes: ha sido secretario de Relaciones Exteriores, Desarrollo Social, Hacienda y Crédito Público y Energía.

«Es un hombre inteligente, honesto, preparado, capaz y cuyo único privilegio es ser mexicano», dijo su coordinador de campaña, Aurelio Nuño.

Se le reconoce el haber disminuido la proporción de deuda pública respecto al Producto Interno Bruto en 2017 -por primera vez en una década-, pero lo señalan de ser «el padre del gasolinazo», un aumento de un 20 por ciento en los precios de los combustibles a principios de ese mismo año que generó enorme descontento social y un repunte de la inflación.

Meade tampoco se ha salvado de las acusaciones de hechos de corrupción durante su gestión en la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), aunque ha negado una y otra vez los señalamientos que han salpicado a otros funcionarios del PRI.

Nació en Ciudad de México. Su padre, Dionisio, era de ascendencia irlandesa y su madre, María Kuribreña, obtuvo su apellido luego de que sus padres -un libanés y una española- decidieron juntar sus patronímicos Kuri y Breña.

Tiene tres hermanos que también trabajan en el sector público y tres hijos con su esposa Juana Cuevas, una economista devenida en curadora de arte.

Meade es doctor en Economía de la Universidad de Yale, Estados Unidos, pero fue durante sus estudios en México que conoció a quienes marcaron su destino en el servicio público: el actual canciller, Luis Videgaray, el secretario de Hacienda, José González Anaya, y el presidente del Senado, Ernesto Cordero.

A pesar de que muchos aseguran que es el candidato mejor preparado, analistas sostienen que para levantar en las preferencias debió distanciarse del gobierno de Peña, un dilema que podría costarle el vital apoyo de las bases del PRI.

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