El proyecto no se tratará durante las sesiones extraordinarias. El oficialismo esperará a marzo.
El Gobierno puso paños fríos sobre sus intenciones de debatir la reforma laboral en las sesiones extraordinarias de febrero, y el proyecto de ley quedará para después de marzo.
De esta forma, la Casa Rosada buscará avanzar el proyecto en sesiones ordinarias. El Ejecutivo viene de haber dado una dura batalla en diciembre, cuando impulsó a capa y espada la reforma previsional. Ahora no quieren repetir ese desgaste y menos con la CGT adelante. Si bien la Central Obrera participó de la redacción final de la iniciativa, el triunviro Héctor Dáer avisó que los gremios «no traccionarán», la propuesta.
Otro punto que se analizó pero que finalmente no se llevará a cabo tiene que ver con dividir el debate. Sucede que algunos legisladores pretendían llevar el proyecto al Congreso y discutir temas que son aceptados, como los planes para el blaqueo laboral o los beneficios para extender las licencias de paternidad. Sin embargo, según explicó el diario La Nación, esta idea fue descartada: el oficialismo teme que la oposición sólo apruebe los ítems que le son convenientes y que no negocie el resto de la propuesta.
A su vez, en los pasillos de Casa Rosada cruzan los dedos y aguardan porque estos plazos ayuden a crear un mejor y fluido diálogo con la conducción de la CGT.
