Las buenas críticas que la cordobesa recibió por su labor en Las Estrellas habría comenzado a generar ciertos celos profesionales en sus compañeras. Una de las protagonistas se quejó porque considera que se le asignan demasiadas escenas.
«Suelo practicar a diario el gesto de la sonrisa. Hay veces que estoy medio seria, pero cuando sonrío se me afloja toda la cara. Es el mejor secreto de belleza que tengo”. La reflexión corresponde a Justina Bustos, tal vez la actriz que más sorprendió por su labor en Las Estrellas y también por otras cualidades que la crítica viene destacando: sus hermosos ojos y su privilegiada figura. Esta cordobesa, nacida en la localidad de Unquillo, en la provincia mediterránea, se perfila para ser la revelación de la ficción que protagoniza junto con sus cuatro “hermanas”: Marcela Kloosterboer, Violeta Urtizberea, Celeste Cid y Natalie Pérez.
A diferencia de ella, este cuarteto es bastante conocido en la pantalla chica. Sin embargo, no lo suficiente como para concentrar todas las miradas y considerar a Justina como una simple pieza secundaria, ya que, con el correr de los capítulos, Miranda fue adquiriendo vuelo propio y se posicionó al mismo nivel que sus compañeras. Este crecimiento acelerado provocó, dicen, que alguna de las integrantes del elenco desnudara actitudes de celos profesiones y reclamara por la cantidad de escenas que le están asignando a Justina, que a su criterio son demasiadas cuando, por un tema de trayectoria, no las estaría mereciendo.
¿Quién fue la que puso el grito en el cielo? Celeste Cid. Comentan que su resurgimiento actoral llegó acompañado de algunos brotes emocionales inesperados y muy directos. Que su ánimo va y viene, pero que la responsabilidad profesional la ha recuperado completamente y que no tienen quejas por incumplimientos, llegadas tarde ni nada por el estilo. El problema es otro, aunque Justina no se hace drama. Disfruta su presente con perfil bajo, por más que interiormente ya se sienta una estrella más.
