El futuro rey de Gran Bretaña fue visto con una bella modelo australiana.
Las fotos del Príncipe William conversando muy animado con una bellísima modelo australiana y amigos, podría ser el germen de un escándalo de proporciones para la Familia Real británica. El hecho ocurrió mientras se celebraba el Día del Commonwealth y los miembros de la realeza participaron de los actos salvo el futuro rey.
El hecho ocurrió en el exclusivo centro de ski Verbier, los Alpes Suizos, donde al príncipe se lo vio acompañado solo de amigos, mientras su esposa, Kate Middleton se quedó en el Reino Unido junto a sus dos pequeños hijos, George y Charlotte.
Allí, al príncipe puede vérselo charlar muy animadamente con la modelo australiana Sophie Taylor -de 24 años- y un grupo de amigos, entre quienes se encontraban otras mujeres. Durante la divertida charla, incluso ambos golpearon sus manos luego de bromear sobre algún asunto. Allí puede vérselos rodeados de cerveza, vino y shots de bebidas blancas. Las imágenes escandalizaron a los medios británicos quienes se mostraron sorprendidos ante la conducta del heredero del trono.
Pero no todo terminó allí, un día antes, William había ido a un famoso club nocturno llamado Farinet con sus amigos, donde estuvieron bebiendo y bailando hasta bien entrada la madrugada. Allí trabaja, casualidad del destino, Taylor. Su novio, Aaron Goodfellow, dijo que estaba presente allí y que el príncipe le pareció un «gran sujeto».
Algunos hasta se animaron a bromear. Dijeron que el futuro rey estaba realizando su propia celebración del Día del Commonwealth al mantener contactos con una australiana. Lo cierto es que su decisión de ausentarse en tal celebración no fue bien recibida por los críticos, quienes le reprochan su falta de compromiso en algunos aspectos.
William arribó a Suiza el viernes pasado con sus amigos Guy Pelly, James Meade y Tom Van Straubenzee. Fue con ellos con quienes se lo vio durante todo el tiempo, tanto en el resort en el que se alojaron, como en las pistas de ski. Y también con la bella Taylor, el nuevo dolor de cabeza de la realeza británica.
