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miércoles, 24 abril , 2024

Copa Davis 1981: Cuando Vilas y Clerc estuvieron muy cerca

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Vilas y Clerc, jugaban la final de la Davis en una convivencia complicada. El equipo nacional enfrentó a Estados Unidos con sus dos máximas figuras distanciadas.

Los insultos de McEnroe, la chance desperdiciada con el saque de “Willy” y la primera Ensaladera de Plata que se escapó.

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Guillermo Vilas, el tenista más importante de la historia argentina, sacaba para partido en el quinto set del partido de dobles. Aunque su compañero, José Luis Clerc, había pedido el servicio, el capitán Carlos Junquet decidió que «Willy» tuviera el saque. Argentina estaba 7-6 arriba, a solo un juego de ganarle a la dupla de John McEnroe y Peter Fleming, la mejor pareja de dobles de aquel momento, y de quedar en ventaja 2-1 en la serie ante Estados Unidos.
Sin embargo, los «Albicelestes» perdieron ese game y, luego, el partido. Un día más tarde, los estadounidenses sellarían su consagración y decretarían la primera desilusión argentina en una final de Copa Davis.

En 1981, por primera vez en su historia desde la creación del certamen en 1900, Argentina llegaba a una final de Copa Davis. A pesar de contar con los jugadores número cinco y seis del ranking (Vilas y Clerc, respectivamente), el elenco nacional no llegaba como favorito. Enfrente estaba el líder de la clasificación, McEnroe, junto a Eliot Teltscher (8°), Roscoe Tanner (11°) y Peter Fleming, quien junto a «Big Mac» conformaba una pareja temible en el dobles.
El local, además, se daba el lujo de prescindir de Jimmy Connors, tercero del escalafón, quien prefirió tomarse «vacaciones».

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La serie se disputó del 11 al 13 de diciembre de 1981 en el Riverfront Coliseum de Cincinnati, Ohio, en los Estados Unidos, sobre una superficie de carpeta de goma.
El local había dejado en el camino en las instancias previas a México, Checoslovaquia y Australia, mientras que la visita había eliminado a Alemania Federal, Rumania y Gran Bretaña.
El equipo capitaneado por el histórico Arthur Ashe partía como firme candidato a quedarse con la Ensaladera de Plata.
El conjunto argentino (que completaban Eduardo Bengoechea y Ricardo Cano) llegaba en un particular contexto: sus dos máximas figuras no se hablaban. Por cuestiones personales, «Willy» y «Batata» estaban distanciados y no tenían relación entre sí.
Lo que, a priori, parecía una seria desventaja para el equipo nacional, fue dejado de lado por los protagonistas, quienes apostaron a la unión con el objetivo de darle la consagración al país.

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