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martes, 16 abril , 2024

10 consejos de la antropometría para estar en forma y saludables

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Probablemente alguna vez muchas de nosotras acudimos al nutricionista preocupadas, asegurando que estábamos excedidas de peso o por debajo de la medida estándar (calculada en base a nuestra edad y estatura). Sin embargo, este modo de conocer cuál es el peso indicado para cada persona no es el único ni el más preciso. Existe una disciplina científica que propone dejar de centrarnos en cuánto pesamos para indagar en cómo está compuesto nuestro cuerpo.

La antropometría permite -a través de un conjunto de mediciones como talla, pliegues, perímetros y diámetros- conocer la composición y distribución de la masa corporal, grasa y ósea. De esta forma se calcula de manera más real si estamos o no en un peso saludable.

Poco conocida, excepto para los involucrados en la ciencia del deporte, es una herramienta útil y completa para conectarnos con nuestro cuerpo, plantearnos objetivos reales para mantenerlo en forma y conocerlo. Dicen los nutricionistas antropometristas que calcular nuestro «peso ideal» tomando indicadores que igualan los cuerpos, no distinguen sexo, edad ni composición corporal se traduce en una estandarización que nos frustra y presiona.

A través de las mediciones que ofrece la antropometría se pueden identificar las zonas donde se localiza la adiposidad, calcular cuánto es posible (y necesario) reducirla y definir la masa muscular a desarrollar. Además de adecuar el entrenamiento y la alimentación a las particularidades de cada persona. Así colaboran a derribar falsas expectativas en relación a un cuerpo que, dentro de un marco de salud, puede resultar inalcanzable. La propuesta entonces es conocer en profundidad nuestro cuerpo, corregir los malos hábitos y adherir a un estilo de vida saludable y sostenible a largo plazo.

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10 consejos de la antropometría para estar en forma y saludables

Evitar el sedentarismo.
Realizar actividad física planificada.
De ser posible, acudir a un profesional para que guíe el entrenamiento físico. El objetivo es mejorar la resistencia, generando masa muscular que permita acelerar el metabolismo y proteger nuestra masa ósea, articular y la postura.
Evitar alimentos ricos en grasas saturadas presentes en productos industrializados y de pastelería (snacks, galletitas, golosinas, manteca, crema, entre otros). Son alimentos que favorecen el aumento de peso -por el exceso de calorías que presentan por porción-, el depósito de grasa localizada y la celulitis, sumado a un posible aumento de triglicéridos y colesterol en sangre.
Mantener una adecuada hidratación durante todo el día. La sensación de sed es un reflejo tardío de la deshidratación. Al mismo tiempo, la falta de líquido repercute en nuestro organismo con una retención de líquidos y edema que altera nuestro peso corporal total.
No quitar de la alimentación diaria los hidratos de carbono (pan, copos de cereal, fideos, arroz, avena, etc.) pero sí cuidar la frecuencia y volumen al consumirlos. Preferentemente siempre antes de la actividad física, recordemos que son nuestra principal fuente de energía.
Evitar el consumo de alimentos ricos en sodio que favorecen la retención de líquidos (fiambres, embutidos, enlatados, snacks, salsa de soja).
Priorizar el descanso. Intentar alcanzar al menos 7hs y máximo 9hs de descanso a la noche. La falta de horas de sueño genera cansancio, fatiga y falta de rendimiento. Además produce ansiedad, irritabilidad, aumento de la ingesta y metabolismo lento (que favorece aún más el aumento de peso).
Organizar y planificar la comprar y el almacenamiento de la comida para que en todos tus ámbitos tengas opciones saludables, frescas y nutritivas.
Evitar pasar muchas horas sin comer.

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